martes, 9 de julio de 2013

jansel y gretel.

Cazadores de brujas. Es el último bodrio de jolibud pillado por los pelos del pubis de los hermanos grim vía ultratumba. Vale. Aceptamos submarino. Pero lo de abraham lincoln: cazador de vampiros por ahí sí que no paso. Y mientras al otro lado del charco ultiman los detalles de los tres cerditos: cazadores de lobos y pulgarcito: cazador de mojones, me he puesto en contacto con los guionistas de canal sí (un prestigioso canal local de infratelevisión) previo pago de tres arrobas de vino de laujar, para desarrollar nuestra propia visión de la historia, para deleite de grandes idiotas y pequeños bastardos, titulada antonio cánovas: cazador de anarquistas.


ESPOILER: No sigas leyendo, insensato.

España, 1897. La secta de los conservadores devuelve, mediante ritos ocultistas tartessos, la vida a don Antonio para convertirlo en una suerte de soldado universal e impedir que el malvado Proudhon publique su obra libertaria. Para ello se instalan en París y construyen una máquina del tiempo con un reloj de pared y un órgano de pipa y viajan hasta la Francia de 1840 acompañados de una dudosa cabaretera, que se encargará de seducir al revolucionario para que Antonio le dé caza. Pero la cabaretera cae rendida antes los encantos de Proudhon, le informa de los peligros que le acechan, roban la máquina del tiempo y juntos se fugan hasta 2013, donde actualmente regentan una licorería en el barrio turco de la capital. Mientras tanto en el pasado, Antonio enloquece tras ingerir absenta en un tugurio y la emprende a tiros con sus propios compañeros de fatigas.

Sefiní.



Bajo estas líneas, cartel promocional de la pinícula.



Nota: A nuestro equipo de diseño se le acabó el vino peleón, si sirve de consuelo.

No, yo tampoco pagaría un duro por visionar semejante mierda.

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